First the bla then the yada

Hace casi un mes que no escribía acá y reconozco que esa es la única razón por la que apreté crear nueva entrada. Es que un blog es un blog pues, y no se puede dejar olvidado así como así. Lo fome es que no me dan ganas de escribir. Estoy en un estado de pajerismo absoluto, donde lo único que me importa es el horario de las series del Warner, y qué tan rápido baja la película en el Azureus.
Tanto así que hoy, mientras almorzábamos, mi hermano me decía: parece que se abrió una nueva tienda en el mall, donde venden vidas. Auch.
Todo porque yo pensaba en voz alta diciendo que mañana iba a ser un big day kick ass porque empezaba la nueva temporada de Desperate Housewives. Es que él no entiende que Zach tiene secuestrada a Susan y Mike va a entrar a cagarlo todo o a salvarla.
Tampoco entendía cuando llegaba corriendo de Preu a ver Lost, y menos cuando lloré de emoción con el capítulo de Gilmore Girls donde Lorelai y Rory se reconcilian, gosh, ese si que estuvo bueno, pero del verbo bueno.
Después me dijo que la única serie que le gustaba era Veronica Mars, ahí entendí todo.

En cuanto a lo de las películas, todo marcha sobre ruedas, pedrito-el-primo tiene un computador más bueno que el pan con mostaza y baja al destajo. Me prestó Last Days y Brokeback Mountain, nada del otro mundo.
A la maría-la-prima también le vino la fiebre del emule, y un Domingo en su casa vimos The Royal Tenenbaums, yo no me acordaba casi nada, así que fue como verla por primera vez. Las dos nerds pegadas a la pantalla del computador sacando fotos. Es que tiene unas tomas muy lindas. Se pasa.
Después quedamos rayadando con la carpa que tenía Richie, así que armamos una que le habían regalado en falabella hace tiempo. No conseguimos el mismo color de la peli en las fotos, pero fue entrete.

Casi tan entrete como ayer, cuando fuimos a ver El Grito con unos amigos en el día del amors. El cine estaba llenísimo, no de gente sino de enamorados, y no hay nada más chistoso que ver gente en pareja. No sé, a mi me causa gracia.
La película es malísima, pero mala mala mala. No abrurría y no era fome porque algunas partes -que supuestamente eran de terror- daban risa, una risa que a veces se convertía en carcajada, casi tan chistosa como el Exorcismo de Marylin Monroe, o de Emliy Rose, whatever.

En fin, lo importante es que mañana aprendo a estacionarme entre autos, además de hacerme amiga del embriague y todo ese rollo.

En la foto, Vicente, el cinqueañero más simpático del mundo.